sábado, 14 de septiembre de 2013

Decimos adiós muchas veces al día.

Decimos adiós sin pensar que puede ser la última vez que veamos a esa persona. Pensamos que en unas horas, en unos días e incluso en unas semanas no puede pasar nada. Pensamos que somos inmunes a todo, que nada nos puede dañar. Pero llega un día en el que te das cuenta que no. Que en un instante, en un segundo puedes irte y no volver. Que tu tiempo es limitado y tienes que aprovecharlo porque no sabes cuando te irás si hoy o mañana pero sabes que lo harás tarde o temprano. Decimos adiós esperando poder escuchar pasado un tiempo de nuevo un hola. Vivimos esperando un final que no sabemos cuando va a llegar.
El mundo te romperá el corazón de todas las formas imaginables. Eso está garantizado y yo no puedo explicarlo, como tampoco la locura que llevó dentro ni la locura que llevan los demás. La vida nunca es justa pero debes afrontar los golpes y seguir adelante. Y cuando tengas el corazón roto tendrás que volver a construirlo y, no solo eso, tendrás que volver a confiar y esta es la parte más difícil. A pesar de todo esto, aunque la vida rompa todas tus ilusiones debes seguir soñando, ¿sabes por qué? Porque si no te ilusionas, porque si no sueñas, porque si no amas ¿qué clase de vida estarás viviendo? ¿para qué quieres una vida si no la estás aprovechando? No se puede vivir con miedo toda la vida. La vida es así: te caes, te levantas y te vuelves a caer. Pero, si ni siquiera te mueves por temor a caerte, en realidad, ya te has hundido.
"Supongo que eres quien eres por un montón de razones y quizás nunca conozcamos muchas de ellas pero incluso si no tenemos el poder de elegir de donde venimos, podemos elegir a donde vamos.

Albert Einstein.

"Somos arquitectos de nuestro propio destino."

No se trata de vivir eternamente, se trata de crear algo que si que lo haga.

No se trata de cambiar el mundo, se trata de cambiar la vida de alguien. Se trata de crear sonrisas, se trata de ser feliz y de hacer feliz a los demás. La vida es una oportunidad para demostrar quien eres y que es lo que quieres, la oportunidad de ser tú mismo. La vida no es solo respirar es querer, es soñar, es luchar, es correr, es enfrentarse a los problemas... La vida es pasado, es presente y es futuro. La vida es un regalo.

lunes, 19 de agosto de 2013

Mathias Malzieu, La mecánica del corazón.

“Primero: No toques las agujas de tu corazón. Segundo: Domina tu cólera. Tercero y más importante: No te enamores jamás de los jamases. 
Si no cumples estas normas, la gran aguja del reloj de tu corazón traspasará tu piel, tus huesos se fracturarán y la mecánica del corazón se estropeará de nuevo.

Elizabethtown

- En fin, por lo menos lo hemos hablado pero, es lo que dicen.
- Es lo que dicen, ¿no?
- ¡Sí! Es lo que dicen.
- Siempre me ha intrigado una cosa, ¿quiénes lo dicen?
- Ya sabes, ellos.
- ¿Ellos?
- Ese inevitable colectivo, ellos.
- ¡Y quién dice que tenemos que hacerles caso!
- ¡Ellos mismos!

sábado, 10 de agosto de 2013

Cuando hay un problema lo vemos todo negro.

Los problemas no vienen solos, siempre hay una solución. La solución siempre está en medio de los problemas. Hay problemas por todos los lados. Hay problemas que no nos dejan ver la solución. ¡Pero siempre está ahí! Cambiemos las cosas. Cada problema tiene muchas soluciones y se consigue con trabajo, pasión, ilusión, esfuerzo y siendo feliz.

El futuro

He leído una noticia que dice que el futuro es negro, que no hay futuro... Un momento, el futuro dependerá de nosotros, de lo que hagamos ahora... Entonces no entiendo por qué ya se sabe que el futuro será negro...
¿Qué es el futuro? Lo que va a pasar. ¿Y cómo es? ¿Negro? Pues yo lo veo blanco. Si el futuro no ha pasado, ¿por qué decís que es negro? En nuestra mano está el cambiarlo. ¿A qué esperáis? Pronto creceré y el futuro será del color que yo quiera.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Hoy, estoy convencida de que nadie pierde a nadie, porque nadie posee a nadie.



"Hubiéramos podido cruzarnos por ahí sin vernos, mirando hacia otro lado, distraídos… O haber pasado a diferentes horas por el mismo lugar, o no haber pasado nunca… Tuvo que haber un “algo”, un mandato divino, una muy bien estudiada casualidad, para que, entre los cientos de millones de habitantes del mundo, tú y yo coincidiéramos en el mismo lugar al mismo tiempo."
-Andrés Eduardo-

Necesito.

Necesito verte, necesito que me sonrías, necesito que me abraces, necesito que me beses, necesito que estés ahí, necesito que me necesites.

-La Búsqueda: El niño que se enfrentó a los nazis” de Blanca Miosi-

"No es verdad que el ser humano pueda hacer borrón y cuenta nueva, siempre queda algo, nuestro cerebro siempre guarda algún rastro de lo que uno quiso borrar."

Mario Benedetti.

"Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido".

Y te escribo porque siento que estás ahí, detrás de todas estas letras.


Hace unos cientos de años, Benjamin Franklin compartió con el mundo el secreto de su éxito: ” Nunca dejes para mañana,” dijo, “lo que puedes hacer hoy.” Este es el hombre que descubrió la electricidad. Uno pensaría que la mayoría de nosotros escucharía su consejo. No sé por qué uno pospone las cosas, pero si tuviera que adivinar, diría que tiene mucho que ver con el miedo. Miedo al fracaso, miedo al dolor, miedo al rechazo. A veces, es sólo miedo de tomar una decisión. Porque, ¿qué pasa si te equivocas? ¿Qué pasa si estás cometiendo un error que no puedes deshacer?
Todos hemos escuchado proverbios, oído a los filósofos, escuchado a nuestros abuelos advirtiéndonos sobre el tiempo desperdiciado, oído a los malditos poetas instándonos a aprovechar el día. Sin embargo, a veces, tenemos que verlo por nosotros mismos. Tenemos que cometer nuestros propios errores. Tenemos que aprender nuestras propias lecciones. Tenemos que barrer la posibilidad del hoy debajo de la alfombra del mañana hasta que no podamos más. Hasta que no entendamos por nosotros mismos lo que Benjamin Franklin en realidad quería decir. Que el saber es mejor que el preguntarse, que el despertarse es mejor que el dormirse, e incluso que el mayor fracaso, aún el peor, es mucho mejor que el no haberlo intentado.

Todo es posible, si lo crees.


miércoles, 17 de julio de 2013

A mi me gusta cuando me miras fijo a los ojos y parece que te desarmas.

Me pones esa cara tan tuya, suplicándome clemencia, pidiendo que no te permita caer, caer en este abismo. Yo te abrazo, porque sé que lo necesitas, te estrecho a mi cuerpo, quiero demostrarte que no está mal querer a alguien. No tengas tanto miedo al amor. Está bien, aquí conmigo, ven. Me vuelves a mirar y ya no hay dolor, sólo deseo, sólo ganas de olvidar esa angustia que te llena el pecho y te hace dudar si seguir o parar. No quieres pensar, y yo tampoco si eso no es lo que te hace bien. Te dejo quererme porque sé que lo necesitas y en algún punto, yo también. Sabes cómo olvidarte de la tristeza, sabes cómo arrastrarme contigo al olvido.

domingo, 30 de junio de 2013

Te odio.

Más que nada porque me atraes, sin que poseas fuerzas suficientes para unirme a ti.
Friedrich Nietzsche.

Tú.

Tus cosas, tu cuerpo, tu mirada y la manera en la que esclavizaría tu mundo. Tus pies, como un tenaz arado, haciendo surcos en mis pensamientos. Tus pechos, como rotundas piedras de molino, haciendo harina de mis débiles defensas. Tu piel, bronce para Fidias, tapiz donde buscarme y nunca encontrarme. Tus ojos. No existen palabra en ninguna lengua, viva o muerta, para adjetivar el piélago que contienen tus ojos, bruja. Tu sonrisa, que abre mundos. Tu monte de Venus, dulce como un panal de miel, salado como el Egeo y fértil como una bendición de Démeter. Tu tacto, electrizante, como el relámpago del Olímpico. Y en mi imaginación tu respiración sobre la mía. En mi imaginación tu cuerpo bajo el mío sobre un río de lava ardiente, con tu pelo revuelto en el ardor, tu cuello esclavizado por mi y nuestros cuerpos dibujando un nudo gordiano de gemidos, golpes y explosiones de placer. Carbonizados con la pasión de besos mordiscos y embestidas sin final. Y al final del pasillo, mi obsesión por ti. Tú. Tus cosas, tu cuerpo, tu mirada y la manera en la que esclavizaría tu mundo.

No puedo dormir sin decirte que me haces muy feliz.

Aunque suene cursi. Has llenado mi vida de luz. Aunque suene religioso. Te adoro. Aunque suene fanático. Y no quiero que se acabe nunca. Aunque suene soñador. Te amo. Aunque suene prematuro.

martes, 25 de junio de 2013

Te garantizo que habrá épocas difíciles y te garantizo que en algún momento uno de los dos o los dos querremos dejarlo todo, pero también te garantizo que si no te pido que seas mío me arrepentiré durante el resto de mi vida porque sé en lo más profundo de mi ser que estás hecho para mí.

Tú quieres un hombre que te acompañe hasta la playa, tapándote los ojos con la mano sólo para que puedas descubrir la sensación de la arena bajo tus pies, un hombre que te despierte al amanecer ansioso por hablar contigo, y que se muera de ganas por saber qué dirás. 

Espero curarme de ti en unos días.

Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón. 

Jaime Sabines

lunes, 24 de junio de 2013

"Cuando algo es horrible de enfrentar, es cuando buscamos una segunda opinión. Y a veces la respuesta que buscamos solo confirma nuestros temores. Pero a veces, no puede haber otra solución al problema y tienes que buscar otra perspectiva. Después de oír todas las opiniones y de considerar cada punto de vista, finalmente descubres lo que buscas: La verdad. Pero la verdad no es el final. Ahí es solo donde vuelves a empezar con nuevas preguntas.

miércoles, 19 de junio de 2013

La Real Academia define la palabra imposible como algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser, o suceder. Y define improbable como algo inverosímil, que no se funda en una razón prudente. El amor, las relaciones, los sentimientos, no se fundan en una razón prudente, por eso no me gusta hablar de amores imposibles sino de amores improbables. Porque lo improbable es, por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar. Mientras haya una posibilidad, media posibilidad de entre mil millones de que pase, vale la pena intentarlo.
Con 15 años soñaba con ser un pez, porque dicen que los peces no tienen memoria y no pueden acordarse de nada, y si no te acuerdas de nada, puedes levantarte cada día y vivirlo todo como si fuera la primera vez: la primera canción, el primer beso, la primera película...

Me voy a quedar a tu lado fabricando todos los recuerdos del mundo, para que un día te vayas a la cama y te des cuenta de que estoy en casi todos los instantes que te hacen sonreír.

Decía John Lennon que la vida es lo que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes y tenía razón. Planeas tu matrimonio, la casa donde vivirás, el colegio al que irán tus hijos, planeas hasta el color que tendrá el sofá... pero los planes son sólo un dibujo en una servilleta de papel y por mucho que te empeñes, al final, tus planes le importan una mierda al resto del mundo. Y puedes ponerle cabeza, corazón o un taco de servilletas emborronadas con sueños, que la vida, tiene otros planes para ti...
Los sueños se rompen en pedazos cuando se topan de frente con la realidad, porque la realidad, a menudo es radicalmente distinta a como uno cree que es. Las personas no siempre son lo que aparentan ser, ni las relaciones, ni mucho menos los sueños. Y esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio. Lo que uno cree que es negro, puede ser blanco, y lo que uno cree que es blanco, probablemente sea de todos los colores del arco iris. Uno sabe como empiezan las cosas, pero nunca saben como van a terminar.

Cada minuto de nuestras vidas, es una oportunidad para cambiarlo todo.


Si quieres a alguien, tienes que decírselo  incluso si tienes miedo de que eso no sea lo correcto, incluso si tienes miedo de que pueda causar problemas, incluso si tienes miedo de que tu vida se venga abajo...lo dices, y lo dices alto. Y luego, sigues desde ahí. 

El cuerpo no sabe la diferencia entre nervios y emoción, pánico y duda, el principio y el final.

El cuerpo te dice que lo mandes todo al carajo. A veces lo ignoras, eso es lo más razonable, pero otras escuchas. Se supone que tienes que confiar en tus entrañas, ¿no? Cuando tu cuerpo te pide correr, corre. 

¿Realmente pueden dos personas estar hechas el uno para el otro? ¿Almas gemelas?

Estaría bien si fuera cierto, que todos nosotros tenemos a alguien por ahí esperándonos  y nosotros esperando por ellos. No estoy segura de creerlo. 
Nos empeñamos en buscar la felicidad cada día, y no nos damos cuenta de que es ella quien tiene que encontrarnos. Y eso será donde menos te lo esperas: en el instituto, en el supermercado... en mitad de una huida. Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo, que el final de un camino, sólo es el principio de otro y lo único importante es la persona que escoges para que camine a tu lado, aunque sea para esconderse en un desierto. Y esconderse es lo que menos te importa, lo que te importa es que estas tocando con la yema de los dedos eso que has estado soñando toda tu vida, y ya sólo importa el hoy, el presente y lo que queda por venir, porque no se puede borrar lo que ya está escrito, y porque la vida es aquello que te sucede mientras tratas de hacer otra cosa.
Cuando uno piensa en el amor, piensa en los amores de su vida, en amores tranquilos, o en amores tiernos, por que así han sido los pocos amores de mi vida, y es que yo he sido de enamorar a golpe de pico y pala, de horas en el portero automático y de tardes de domingo en el cine, de echar distancias, y de meses y meses hasta el primer beso. No todos los amores son así, los hay de todo tipo, amor inesperado, amor imposible, amor clandestino, y por supuesto amor loco... un amor que todo el mundo debería tener derecho a probar, aunque sea una sola vez en la vida, un amor que te deje en la cuerda floja, al límite entre la cordura y la razón, entre el amor y la locura propiamente dicha.
Hay cosas que uno no puede hacer solo: discutir, subirse y sujetar a una escalera a la vez o doblar una sábana de esas de cama de matrimonio. Yo toda mi vida he pensado que lo ideal era vivir en pareja por muy extraña que fuera, de hecho hay parejas que acaban convirtiéndose en tríos, parejas que se van quedando sin pareja porque no se puede evitar el miedo a no estar a la altura... Hay parejas que son imposibles por definición, por historia y por física aunque no por química o parejas en las que la química se ha ido gastando aunque sigan compartiendo una familia. Familias en las que en algún momento hubo una pareja, parejas que fueron en algún momento y ya no son nada y eso es lo que más miedo da en la vida. Cuando la pareja se rompe sea por lo que sea la primera sensación que se tiene es de pánico, un miedo atroz el cambio, a la pérdida del control sobre nuestras vidas, un miedo atroz a estar solo... pero cuando se llega a esa soledad uno se da cuenta de que la ruptura puede llevarnos a un lugar mejor. Hoy es el primer día del resto de mi vida, porque desde hoy creo que lo más importante en esta vida es saber volar solo.

He leído que cuando nos reímos utilizamos 15 músculos de la cara.

Aunque no nos demos cuenta quince músculos se mueven a la vez. El mismo artículo decía que cuando gritamos usamos 13 músculos; y cuando andamos en bicicleta, 9. Al parecer cuando besamos a alguien es cuando más músculos se mueven: 34 músculos. 
El artículo no lo decía pero existen muchas clases de besos: besos de pasión, besos de amistad, besos que no dicen nada y otros que lo dicen todo. Quizás por eso un beso signifique tantas cosas porque después de darlo no es necesario hablar, está dicho todo.

Dicen que enamorarse es un acto reflejo... como tener miedo.

Yo fui una niña sin miedo: no me asustaban los fantasmas, ni los monstruos, ni la oscuridad. Podía mirar debajo de la cama segura de que no había esqueletos ni vampiros. Podía enfrentarme a las niñas de quinto segura de que no me quitarían la merienda. Y así, hasta hoy, segura de que puedo coger un Magnum y avanzar por un callejón, porque no es eso lo que me da miedo. Lo que me aterra es decir que sí a algo que no podré cambiar mañana, pensar en un sofá para toda la vida, en un crédito hipotecario, en una declaración conjunta o en un «esta tarde tenemos que hablar», buscar colegios y canguros y pensar en un lugar para vivir cuando ya no tengamos pulso para sostener el Magnum. Y de pronto todo ese terror se empieza a disfrutar como el looping de una montaña rusa, y eso es la felicidad.

Miedo.

El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una, pero aunque se parezcan, lo miedos son tan diferentes y tan personales, como pueden serlo todas las familias del mundo. Hay miedos tan simples como desnudarse ante un extraño, miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. Hay miedos hechos de inseguridades, miedo a quedarnos atrás, miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla. Miedo a que nadie entienda lo que queremos ser. Hay miedos que nos va dejando la conciencia, el miedo a ser culpables de lo que les pase a los demás, y también el miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido. Como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca. Y hoy he escuchado a un señor en la tele, un señor encantador, que decía que la felicidad es la ausencia de un miedo. Y entonces me he dado cuenta de que últimamente, yo ya no tengo miedo. Librarse del miedo es como quitarse la ropa delante de alguien, a veces cuesta, pero cuando empiezas lo único que tienes que hacer es seguir, sin dudar, y de repente te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece, ha desaparecido, como esa ropa que un día dejas de usar.

jueves, 13 de junio de 2013

—¿Te puedo pedir una cosa?
—Sí, dime. 
—No te acostumbres a mi.
—¿Como así? 
—Que no te acostumbres a mi, ni a mi risa, ni a mi hiperactividad, a mi olor, ni a mis risas atemporales, ni a mis besos. No te acostumbres a que me cuentes tus cosas ni que te escuche con atención. No te acostumbres a cómo te miro o te dejo de mirar, ni te acostumbres ni a mi rabia ni mis celos irracionales, ni a reirte de las cosas que te digo.
—¿Y eso a que viene?
— A nada, simplemente que algún día me cansare y me iré y echarás de menos esas cosas a las que estas ahora acostumbrada y no valoras.


¡No te quedes ahí sentad@!

Haz lo se que sea, algo que nunca te hayas atrevido a hacer antes.

Pórtate mal.

Pásalo bien.
Elimina evidencias.
Y niégalo todo.

Georges Clemenceau.

Es preciso saber lo que se quiere; cuando se quiere, hay que tener el valor de decirlo, y cuando se dice, es menester tener el coraje de realizarlo