miércoles, 7 de agosto de 2013

Hace unos cientos de años, Benjamin Franklin compartió con el mundo el secreto de su éxito: ” Nunca dejes para mañana,” dijo, “lo que puedes hacer hoy.” Este es el hombre que descubrió la electricidad. Uno pensaría que la mayoría de nosotros escucharía su consejo. No sé por qué uno pospone las cosas, pero si tuviera que adivinar, diría que tiene mucho que ver con el miedo. Miedo al fracaso, miedo al dolor, miedo al rechazo. A veces, es sólo miedo de tomar una decisión. Porque, ¿qué pasa si te equivocas? ¿Qué pasa si estás cometiendo un error que no puedes deshacer?
Todos hemos escuchado proverbios, oído a los filósofos, escuchado a nuestros abuelos advirtiéndonos sobre el tiempo desperdiciado, oído a los malditos poetas instándonos a aprovechar el día. Sin embargo, a veces, tenemos que verlo por nosotros mismos. Tenemos que cometer nuestros propios errores. Tenemos que aprender nuestras propias lecciones. Tenemos que barrer la posibilidad del hoy debajo de la alfombra del mañana hasta que no podamos más. Hasta que no entendamos por nosotros mismos lo que Benjamin Franklin en realidad quería decir. Que el saber es mejor que el preguntarse, que el despertarse es mejor que el dormirse, e incluso que el mayor fracaso, aún el peor, es mucho mejor que el no haberlo intentado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario