domingo, 5 de febrero de 2012

La biología es determinante en la manera que vivimos.


Desde el momento en que nacemos, sabemos cómo respirar y comer. A medida que crecemos, aparecen nuevos instintos. Nos transformamos en territoriales, aprendemos a competir, buscamos refugio ¿Lo más importante de todo? Nos reproducimos. Aunque a veces, la biología puede ponerse en nuestra contra. Si, la biología apesta algunas veces.
La biología dice que somos quienes somos desde que nacemos. Que nuestro ADN está escrito en piedra. Incombinable. Aunque nuestro ADN no explica todo lo que somos: somos humanos, la vida nos cambia. Desarrollamos nuevos rasgos, nos volvemos menos territoriales, paramos de competir, aprendemos de nuestros errores, nos enfrentamos a nuestros mayores miedos.  Para bien o para mal, encontramos maneras de ir más allá de nuestra biología, el riesgo, por supuesto, es que cambiemos demasiado hasta el punto en el que no nos reconocemos. Encontrar el camino de vuelta puede ser difícil. No hay brújula, ni mapa. Sólo tenemos que cerrar los ojos, dar un paso, y rezar a Dios para llegar allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario